
La Macarena fue la hermandad que inventó el besamanos. O más que la Macarena, Rodríguez Ojeda que cuando vestía a la Virgen en San Gil llamaba a sus amigos para que vieran a la dolorosa a su altura y después le dieran un beso en la mano. Después estas ceremonias se fueron abriendo a la gente del barrio y así hasta ahora.
El caso: Cabrero está esperando a conocer cómo serán las cosas en la segunda mitad de mayo, cuando empiece de manera escalonada el descofinamiento, para ver si sigue adelante este acto extraordinario que al hermano mayor le gustaría celebrar. De llevarse a cabo no sería un besamanos propiamente dicho sino una exposición de la Esperanza a la veneración de los fieles que entrarían en una basílica aforada.
¿Solo tres días? El nuevo orden de las cosas traerá actos más ampliados en días para dar cabida a tanta gente necesitada de Esperanza.
abc
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