
Al hilo de la noticia de esta semana
en que se informaba que el imaginero Navarro Arteaga tallará el Cristo de la Púrpura para la
Hermandad de las Cigarreras, reproducimos el artículo "El Santo Cristo de
la Púrpura de la Hermandad de la Columna y Azotes", obra de José Manuel
López Bernal, publicado en el boletín de las Cofradías de Sevilla nº 491 (enero
de 2000). Disfruten del texto. Merece mucho la pena.
Marcos Fernán Caballero

No sabemos exactamente cuándo debió incorporarse
a los titulares de la Hermandad esta antigua imagen cristífera, que
representaba el momento inmediatamente posterior a la Flagelación, en el que el
Redentor agachándose recogía sus sagradas vestiduras. Hasta 1664 no tenemos
constancia cierta y precisa
de su existencia. En efecto, estando la Hermandad en la iglesia de San Pedro
(1628-1674), mediante escritura de contrato de 3 de julio de 1664 se encargaban
los trabajos de construcción de la "urna y paso para el Santísimo Cristo
de la Púrpura" al maestro escultor Pedro de Borja y al ensamblador Pedro
Camacho. Los citados trabajos debían seguir fielmente un dibujo entregado por
el mayordomo y otros oficiales de la Hermandad, según consta en la escritura
pública de referencia. Se añade entre lo estipulado: "Y ha de tener en
las doce tarjetas que se le han de echar unas historias de medio relieve en
toda perfección". La cantidad a pagar al maestro se estableció en
9.000 reales de vellón, pagados en dos partes, de 3.000 a fines de julio de
1664 y de los 6.000 restantes a la conclusión y entrega del encargo. Sabemos
que no pudo terminar Pedro de Borja el trabajo, porque una escritura pública
del 21 de febrero de 1666, dice al efecto: "Y porque el dicho Pedro de
Borja, por algunos accidentes que ha habido no ha podido acabar la dicha urna
según la dicha obligación, estoy convenido y ajustado con el susodicho de tomar
a mi cargo y por mi cuenta el hacer en ella la obra que adelante será
declarado. Y poniéndolo en efecto, por esta presente carga otorgo que me obligo
a que haré ocho ángeles, los cuatro de a vara, poco más o menos, conforme fuere
menester en la montea y los otros cuatro del mismo género y tamaño según se
requiere. Y asimismo cuatro cabezas de querubines para las cuatro tarjetas
principales, las que conviniere para el paso". Se encarga de concluir
la obra de Borja el maestro escultor Pedro Roldán, comprometiéndose a terminarla el 11 de abril de 1666 por
3500 reales de vellón, cantidad ajustada por Roldán con Pedro de Borja, en la
segunda de las escrituras que venimos citando.

Transcurridos treinta años desde la realización
de la urna y paso, el 3 de noviembre de 1696, se contrata el dorado de la urna
del paso del Santo Cristo de la Púrpura "… y los quatro ángeles
pequeños de arriba dorarlos y encarnarlos, y los quatro maiores de avaxo
retocarlos…" con Francisco de Vega. La suma estipulada a pagar por la
hermandad sería de 3.000 reales y el plazo fijado para la ejecución el
"Sábado de Ramos". Por falta de 1.000 reales no se pudo terminar de
dorar para la Semana Santa de 1697, cancelándose la escritura casi un año
después de lo estipulado, el 24 de marzo de 1698.
Así se debió mantener a grandes rasgos el paso
durante el siglo XVIII, en concreto hasta 1772-1773, años en los que se abordó
una profunda reforma del mismo, consistente en dorarlo por 1.400 reales,
realización de nuevas parihuelas en 377 reales, estofado y encarnación del
Cristo por 240 reales, composición de la Columna del paso por 50 reales
(incluido su transporte), estofado y encarnado de doce ángeles del mismo y
bordado de una vara de la túnica para el Señor por 506 reales. Conservamos por
fortuna un magnífico testimonio documental de 1777, de cómo la hermandad
organizaba su cortejo en Semana Santa. En concreto, a lo que se refiere al paso
del Cristo de la Púrpura dice: "El segundo cuerpo de hermandad se
componía de 150 velas de a libra, otro muñidor y mozo con otro canasto de cera,
otro oficial para su gouierno (que fui yo) con vela apagada como fiscal, otro
coro de múzica, dos soldados apartando gente, seis colegiales con sus hachas
delante del Señor de la Púrpura, el Alcalde antiguo precidiendo con otros dos
soldados a los lados".
En la capilla de los Terceros el Cristo tenía su
propio altar, pues en el inventario de la hermandad de 1764 se dice: "Primeramente
la capilla de esta Santa Cofradía en la Yglesia de dicho Convento con tres
puertas, las dos con rexas de madera y la urna con puertas con sus llaues y
zerroxos (…) Un altar del Señor de la Púrpura con retablo de talla dorado con
distintos ángeles y en el sitio prinzipal el dicho Señor de la Púrpura (…)
Yttem otro altar con retablo dorado de Nuestra Señora de la Victoria (…) Yttem
otro altar dorado su retablo y en el sitio prinzipal el Señor de la
Columna". De forma muy curiosa no se recogen cultos especiales dedicados a
esta advocación a lo largo y ancho de la historia de la Hermandad, si aceptamos
como excepción el que se le tributó en el año 1751, en que se mantuvo en su
paso el Señor durante toda la Cuaresma en rogativa, gastándose 1.420 reales en
cera. De la misma forma nunca aparece oficialmente en el nombre oficial el de
"Santo Cristo de la Púrpura". Se entiende que aunque la Hermandad
tuviese dos imágenes que representasen momentos diferentes, se referían ambas
al mismo pasaje pasionista: la Flagelación, y que por tanto, el título que
venía usando desde su fundación de "Sagrada Columna y Azotes de Nuestro Señor
Jesucristo", englobaba a ambas representaciones.
Bermejo en su clásico Glorias religiosas de Sevilla, en 1882, dice, cuando
enumera los pasos de la cofradía: "Antes llevaba otro paso, después del de
los azotes, en el que se figuraba a Nuestro Señor Jesucristo en el acto de
coger la túnica para cubrirse, después de los azotes, mostrándose a su lado la columna.
Desde el año de 1807 que lo llevó en la Cofradía, no volvió a sacarlo hasta el
de 1874, único año que en nuestros días lo ha ejecutado; mas la parihuela hace
mucho que no existe". En efecto, en 1874 comienza la decadencia de esta ya
clásica imagen. En las cuentas de 1875 se consigna una partida que textualmente
dice: "Por conducción del Señor de la Púrpura al almacén, 3 reales".
El almacén parece ser el destino de la imagen durante varios años tras la
estación de penitencia de 1874, pues en el "Inventario de los efectos y
objetos que posee la Hermandad de la Columna y Azotes en el almacén de su
pertenencia, verificado el día de la fecha", de 20 de abril de 1878, se
consigna en su asiento 1º lo siguiente: "Un Señor titulado de la Púrpura y
la frontalera que tenía en su altar sito en la Capilla de dicha
hermandad". En el mismo inventario hay una nota hecha el 15 de noviembre
de 1881 se dice "Hecho el inventario según el que antecede se vio en todo
conforme exceptuando: 1º Que el Señor de la Púrpura se encuentra en la Capilla
por orden del Sr. Millán". Digamos como aclaración que Francisco Millán
fue hermano mayor desde el 2 de febrero de 1879 hasta el 18 de febrero de 1881,
y es evidente que en ese periodo el Cristo salió del almacén con destino de
nuevo a la capilla propia en Los Terceros para su exposición al culto público.
En asiento hecho en otro inventario de fecha 6 de febrero de 1882 se constata
que en el almacén había lo siguiente: "Restos del altar del Señor de la
Púrpura". Por tanto, el Cristo se halla ahora en la capilla, propiedad de
la Hermandad, pero no en su altar que había sido desmontado. En una nota del
mayordomo de 25 de abril de 1886, en el correspondiente libro de actas, se dice
que las obras que se habían hecho en la capilla habían concluido enteramente, y
añade: "Una vez empezada por el Señor Don Antonio Rivas la expresada obra
en la sala, este hizo presente a los Señores que componían la comisión nombrada
al efecto para ayudarle en los trabajos a que se proponía llevar a efecto; lo conveniente
que sería trasladar la reja de hierro que ocupaba uno de los arcos de la
capilla y cerrar el hueco con el objeto de construir un altar al Señor de la
Púrpura, el que se encontraba sobre un pedestal en un pilar de la expresada
capilla, y no estaba con el decoro que corresponde a la adoración de los fieles
y a más de tratarse de una escultura de mérito". Esto explica la actual
fisonomía de la capilla, lindante con la de la Esclavitud de la Encarnación en
el sotocoro. Parece que el modelo iconográfico que seguía la escultura era el
clásico de esta representación, pues en el inventario de bienes de la Hermandad
de 1884, en el asiento 4º, se recoge: "Santo Cristo de la Púrpura tallado
de tamaño natural y en actitud de caerse", así como que se tenía para expresada
representación (asiento 41º) "una túnica de terciopelo grana bordado en
oro todo el derredor para el Señor de la Púrpura". En el inventario de
fecha de 31 de mayo de 1895 se consigna que se encontraba todavía recibiendo
culto en la capilla de Los Terceros. No tenemos más datos del Cristo de la
Púrpura hasta la celebración del Cabildo de Oficiales de 22 de julio de 1900,
en el que se da cuenta de haber autorizado el Arzobispo de Sevilla la cesión
del Cristo de la Púrpura a cambio de una efigie de San Juan necesaria para la
celebración de los Quinarios. En relación con la celebración del Quinario,
digamos que se tuvo por vez primera en 1895, por cuanto el culto principal
recogido en las entonces reglas vigentes de 1790, se celebraba el día de la
"Circuncisión del Señor". En efecto, la citada autorización llevaba
la fecha de 7 de julio de 1900 y decía así:
"SECRETARÍA DE CÁMARA Y GOBIERNO DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA. = Vista la
instancia por V. presentada con fecha 5 de mayo último. S.E. Rvdma. El
Arzobispo, mi Señor, se ha servido autorizarle para que pueda ceder la Sagrada
Imagen de Nuestro Señor Jesucristo con el título de la Púrpura a la Hermandad
que la solicita para darle culto, recibiendo de la misma una limosna para
ayudar a costear otra de San Juan Evangelista de que carece y necesita para el
Quinario que celebra todos los años. = Lo que de orden de S.E. Rvdma. participo
V. para su conocimiento y efectos consiguientes. = Dios guarde a V. muchos
años. = Sevilla, 7 de julio de 1900. = Manuel Jiménez (firma y rúbrica). = Sr.
Mayordomo de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de la Columna y Azotes y
María Santísima de la Victoria".
Sin embargo, parece que la entrega no se hizo directamente a tal Hermandad,
sino al escultor Emilio Pizarro y Cruz, pues el 8 de octubre de 1901, mediante
oficio de la Hermandad, se recuerda a Pizarro y Cruz que el 22 de enero de 1902
se celebraría el Quinario de ese año y que debía entregar entonces la imagen de
San Juan que la misma le tenía encargado y pagada. No teniendo contestación de
Pizarro, con fecha 12 de enero de 1902, se le vuelve a recordar que entregase
la imagen del Evangelista que la Hermandad le tenía encargada o que
proporcionase otra para colocarla en el altar del Quinario. A la Hermandad de
la Columna y Azotes, Pizarro pertenecía desde el 1 de mayo de 1883, habiendo
ocupado diversos cargos en su Junta, y registrándose su baja definitiva en la
misma por falta de pago de sus cuotas el 1 de diciembre de 1903. Pizarro y Cruz
formaba parte también de la Hermandad del Prendimiento desde el 4 de julio de
1897, ocupando desde el 9 de julio de 1900 el oficio de Prioste 2º de su Junta
de Gobierno. La fotografía que presentamos, es referente a la celebración del
Quinario de 1902. Indudablemente la imagen del Evangelista que figura en la
misma se trata del perteneciente al patrimonio de la Cofradía del Prendimiento
y la Virgen de Regla, obra de Gumersindo Jiménez Astorga, que el escultor debió
tomar prestada de la Hermandad del Miércoles Santo para la celebración de su
Quinario al Señor atado a la Columna.

"EMILIO PIZARRO Y CRUZ. ESCULTOR. SEVILLA. = En contestación al atento
oficio de V.S. de 27 de junio último, tengo el honor de manifestarle, que
efectivamente tengo en mi poder las efigies del Sr. de la Púrpura y Atado a la
Columna, para hacer a cambio de estas un San Juan Evangelista de madera para
vestir, el cual se encuentra en construcción y concluiré a la mayor brevedad
que me sea posible. = Dios guarde a V. muchos años. = Sevilla 24 de agosto de
1904. = Emilio Pizarro y Cruz (firma y rúbrica). = Señor Teniente de Hermano
Mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna".
Hay que recordar que desde el 7 de marzo de 1892 la Hermandad disfrutaba de la
imagen en depósito de un Atado a la Columna de clara estirpe roldanesca, que
estaba depositado en la iglesia de Santa María Magdalena de Sevilla, procedente
del extinto Convento de Nuestra Señora del Pópulo, y que el 25 de mayo de 1916
había sido cedido por el Arzobispo de Sevilla al Teniente de Hermano Mayor
Honorífico, Juan Francisco Muñoz y Pabón, que la recoge el 1º de julio por
medio de un cosario con destino a la parroquial de la villa de Hinojos
(Huelva), donde hoy se halla en la capilla sacramental de Santiago, en su lado
derecho sobre un pequeño repisón de madera. Por tanto, hasta la confección del
Cristo del Dolor de Joaquín Bilbao, la Hermandad daba culto al Cristo hoy en
Hinojos, por lo que el anterior de Amaro Vázquez de 1602, quedó sin culto. Así
es que se ceden en 1900 con el visto bueno de la autoridad eclesiástica dos
imágenes sin culto: el Cristo Atado a la Columna de Amaro Vázquez y el
Cristo de la Púrpura, muy probablemente retirado de la capilla antes de 1900.
Pero los acontecimientos resultan ser más enigmáticos aún. En 1903 se celebra
por última vez el Quinario que venía celebrándose desde 1895, reiniciándose el
mismo en 1960. Esto explicaría que al no ser ya útil la imagen de San Juan
Evangelista comprometida por Pizarro, se devolviese a la Hermandad el Cristo
Atado a la Columna de Amaro Vázquez, actualmente en propiedad de la Hermandad,
y quedó presidiendo la capilla de los Terceros hasta 1939-1940. Sin embargo, no
se hizo entrega de la imagen del Cristo de la Púrpura, por lo que habría que
pensar, quizás, en la posibilidad de que Pizarro la hubiese entregado ya a la
hermandad o institución religiosa a la que alude el oficio de 7 de julio de
1900 transcrito más arriba. Quizás la imagen se diese a Pizarro para su reforma
o restauración para que a su vez la entregase a la hermandad aludida. El caso
es que Pizarro nunca entregó la imagen de San Juan a la Hermandad y esta se vio
privada al mismo tiempo de una de sus seculares imágenes. Las causas de porqué
no vuelve a tratarse el asunto, ni a requerírsele a Pizarro la imagen del
Cristo de la Púrpura no las conocemos, pero hay que pensar que en el verano de
1904, fecha del último requerimiento al escultor, la Hermandad se veía envuelta
en un verdadero conflicto interno por el traslado e instalación provisionales
en la Capilla de la Fábrica de Tabacos desde los Terceros. Este asunto, mucho
más urgente y prioritario parece haber desviado la atención de la imagen. En el
futuro no vuelve a hacerse la más mínima alusión en la documentación de la
Hermandad al Cristo de la Púrpura.
Marcos Fernán Caballer
gentedepaz1940
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